Messi, el privilegio de haberlo visto convertirse en leyenda

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Por: Umberto Jara

Hemos visto la consagración de una leyenda. Tenemos la suerte de vivir en la época en que un genio fue construyendo su obra ante nuestros ojos. Es un privilegio porque nadie nos lo va a contar. Lo hemos visto y junto a él hemos disfrutado y sufrido y vuelto a disfrutar y otra vez a sufrir hasta el instante final en que las imágenes, testimoniando su genialidad y su esfuerzo, imprimieron su nombre en ese altar al que solo un genio puede ascender: convertirse en una leyenda viva.

De ahora en más habita en la inmortalidad y según pasen los años, incluso cuando, en un día todavía lejano, ya no transite sus pasos por este planeta, él seguirá existiendo y nunca, jamás será olvido porque una leyenda nunca desaparece. Un artista singular no sucumbe al tiempo. Un genio está hecho de permanente vigencia. Y nosotros, simples mortales, este domingo 18 de diciembre de 2022, lo hemos visto ascender a su altar de eternidad. Lionel Andrés Messi Cuccitini, el nieto de la abuela Celia que lo llevaba muy niño a ejecutar las primeras versiones de su talento, es ahora el habitante principal en la Historia del deporte más maravilloso que ha creado el ser humano, el fútbol.

Algo hermoso también se ha escrito para todos aquellos que empezamos a admirarlo desde aquel 16 de octubre de 2004, cuando apenas a los 17 años debutó con la camiseta del Barcelona, directamente en la élite del fútbol profesional. Desde entonces ganó todos los títulos posibles en todas las competiciones a nivel de clubes y a nivel de selecciones, rompió todos los récords e implantó otros casi imposibles de superar, inventó maravillas para el asombro y, sin embargo, los pobres cultores del “pero no” pretendían limitar sus hazañas aludiendo a que nunca había conseguido el título de Campeón Mundial. Y hoy domingo de celebración alzó la única copa que le faltaba elevar, la de Campeón Mundial. Y ha quedado escrito para siempre que nunca jamás un jugador de fútbol logró todo lo que Messi ha conquistado. Desde hoy quienes revisen la Historia habrán de hallar su nombre siempre en el primer lugar.

Leo Messi tiene, además, el mejor logro al que puede aspirar: el afecto, el cariño, la pasión, el respaldo sin distingos de nacionalidades. Nunca una estrella del fútbol logró convertirse en un ídolo global. No lo celebran solamente los argentinos. Su imagen alzando la copa de Campeón Mundial fue celebrada en todos los confines del planeta porque millones de millones de seres humanos deseábamos que en su último torneo mundialista se fuera con el máximo logro, el que hoy tiene, el de Campeón.

La razón de ese amor surge de la mejor de las razones: es la gratitud por tanto asombro, por tanta maravilla, por regalarnos escenas que jamás pensamos pudieran inventarse, por hacernos vivir momentos que no sabíamos que un ser humano podía ejecutar. Esa rutina de lo extraordinario, en la frase exacta de Juan Pablo Varsky. Por tantas alegrías, por tantos buenos momentos, por ser un mago con actos de magia inagotables, millones de agradecidos celebramos su máxima conquista.

Este domingo 18 de diciembre de 2022 hemos vivido la experiencia de estar en la cima de las emociones, en las mayores alturas de emoción y angustia a las que se puede llegar, para luego celebrar con las lágrimas de la alegría final junto a la leyenda que nos acompañará y seguirá siendo admirada por los hijos de nuestros hijos en ese único, incomparable planeta llamado Fútbol.

En un mundo hecho de tanta barbarie, cómo no decirle ¡Gracias, Leo Messi¡

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